Era de esperar, era de esperar que el día de nuestra visita a Senda Viva iba a caer la mundial. Lo venía anunciando el tiempo a lo largo de la semana, no nos iba a dar tregua.
Efectivamente, nada más llegar a Senda Viva en el autobús empezó a llover. Pero lo "mejor" estaba por llegar. ¡Ya ves(truz) que si llovió! Fue una jornada pasada por agua, anécdotas y animales. Sin embargo el tiempo no nos impidió pasarlo en grande y desatar la mayor de las pedradas.
Un claro ejemplo es el de Alberto, el cual afirmó estar muy Agutí(to). Ander descubrió un animal muy parecido a él, y es que en cuanto lo vimos le dijimos; "Ander, ese animal es Muitú".
Nada más llegar nos reunimos en el circo (nos sentíamos como en casa) y nos explicaron en qué iba a consistir nuestro día. Acto seguido comenzamos el recorrido por todo el parque viendo a los diferentes animales, y disfrutando del clima. En esas circunstancias el animal que más falta nos hacía eran las llamas, por esto de que abrasan y el calorcico se agradece.
La hora de la comida se hizo de rogar, y en seguida llegó la parada obligatoria por el baño para secarnos los calcetines y entrar en calor bajo los secadores... Y por la tarde vino la mejor parte, visita a las aves y a la granja y para culminar la exhibición de aves rapaces.
Tuvimos tiempo para disfrutar del parque antes de marcharnos: caída libre (cerrada), carts (para niños, no para adultos), tirolina (cerrada) ... .... .... .... Menos mal que el bobsleigh estaba abierto y de que nos dejaron entrar en la casa encantada y el pasaje del terror.
Y así acabó nuestro día, volviendo a casa tras un día muy productivo y divertido.
Y es que ya sabéis el dicho:
Al mal tiempo, buena PEDRADA.